Esta novela se desarrolla durante el año 2010
CAPITULO 7
Cuando el avión despegó, nosotras nos empezamos a ir, pero nos llevamos la sorpresa más grande de nuestras vidas.
En la puerta estaba Tom Kaulitz. Si, él mismo. No se como había logrado escapar sin que las fans lo vieran, o que yo lo viera, pero ahí estaba. Se acercó a mí y me dio la mano. Me llevó hacía un lugar con menos gente porque las fans iban a empezar a salir y se darían cuenta de que Tom estaba. Me subió a un auto, mientras yo veía las caras de mis amigas. Estábamos las tres en completo shock.
El auto empezó a andar y yo veía a mis amigas por el vidrio de atrás.
- Tom, ¿a dónde vamos? – le pregunté asustada, porque esto era algo así como un secuestro.
- Ya vas a ver. – me dijo quedándose en absoluto silencio después.
- En serio, dime a donde vamos. – le dije con voz más agresiva, pero solamente me sonrió y no dijo ni una palabra.
Yo intentaba mirar a donde íbamos, pero Tom había tapado los vidrios. Parece que esto no fue algo que se le ocurrió en el momento. Lo tenía planeado.
- Tom Kaulitz Trümper, me vas a decir a donde vamos en este instante o me enojaré contigo. – le dije en un tono un poco más relajado.
- No te diré hasta que lleguemos. – eso fue todo lo que me dijo y no volvió a abrir su boca durante todo el viaje.
- Ya poh Tom, no seas así, dime a donde vamos – le repetí al menos diez veces durante el viaje. No me dijo nada. Ni se movía. Solo me miraba estático.
Un rato después me aburrí de preguntarle y me puse a pensar en lugares donde me podría llevar. Pasada la media hora de viaje me aburrí tanto y como no había dormido mucho, me quedé dormida.
Mi sueño podría haberse clasificado como raro, excepto porque la realidad estaba igual o más loca. Soñé que era un día normal y estaba en mi casa en el computador cuando de repente sonó el timbre. Me paré para abrir y me encuentro con la sorpresa de que Nick Jonas estaba en mi puerta. Yo le abría muy confundida y le preguntaba que hacía ahí. Él me respondía que vino a buscarme porque necesitaba estar conmigo. Yo me quedaba en shock porque nunca antes lo había conocido (por si no se dieron cuenta, mi sueño ocurría antes de todo este atado). Y ahí él me respondía algo que me dejaba completamente helada. Me dijo que él había soñado conmigo, que sabía perfectamente que yo era real y que era para él. Yo en el sueño me desmayaba después de eso y despertaba al lado de Tom Kaulitz en un lugar que no recuerdo. Lo único que recuerdo de esa parte del sueño es que él me decía exactamente lo mismo que Nicholas. En ese minuto desperté.
Me di cuenta que me había dormido un poco más de media hora, por lo que llevábamos más de una hora de viaje y todavía no llegábamos al destino.
- Perdón por quedarme dormida, pero no había dormido mucho durante la noche. – le dije con voz avergonzada.
- No te preocupes – me dijo. – Te ves muy linda cuando duermes. - En ese momento sentía como mis mejillas se ponían rojas.
- Gracias. – le dije muy halagada. – Oye, ¿a dónde vamos? – le repetí por enésima vez.
- Si vas a estar preguntando eso, mejor duérmete. – me dijo.
- No vuelvo a preguntar, lo prometo. – le dije ya que no quería volver a dormir. – Entonces, ¿Cuánto falta? – le pregunté con un tono en broma. Me miró con cara de “enojado”. – No, broma, broma. – le dije. – si no te puedo preguntar eso, ¿te puedo preguntar otra cosa? –
- Cualquier otra cosa que no tenga que ver con a donde vamos o cuanto falta. – me dijo mirándome a los ojos. Sentí la necesidad de mirar a otro lado.
- ¿Cómo te bajaste del avión, o nunca subiste, sin que nadie se diera cuenta? ¿Tu hermano y Georg y Gustav saben que estas acá? – le pregunté realmente curiosa.
- Si, ellos saben, de hecho cuando te vi en el aeropuerto pensé en acercarme y Bill me dijo “Acuérdate del plan” y por eso no me acerqué. Y nunca me subí al avión. No se como nadie se dio cuenta, pero menos mal que así fue. – me dijo.
- ¿Pero no tienen conciertos en otros países? – le pregunte muy curiosa.
- Si, pero no me importa en este minuto. Bill inventará alguna excusa, espero. – dijo, esperando que su hermano inventara algo bueno y luego sonrió.
- Tengo una última pregunta para ti. Una que necesito que me respondas lo más honestamente posible. – le dije seriamente.
- Si, te lo responderé. – dijo preocupado por el tono que usé al hacer la pregunta.
- ¿Qué es lo que tanto te atrae de mí? ¿Por qué tienes esta clase de obsesión conmigo? – le pregunté, realmente nerviosa de lo que me pudiera responder.
- No me vas a creer pero… - me dijo, pero fuimos interrumpidos por el chofer, el cual nos hizo saber que habíamos llegado. Llevábamos conversando una hora, por lo que el viaje duró poco más de dos horas.
Tom se bajó del auto y cuando me iba a bajar, me dijo que lo esperara un par de minutos dentro del auto. Me quedé sentada en el auto pensando en lo que me había dicho recién. “No me vas a creer pero...” daba vueltas en mi cabeza, cuando recordé que Nick me había dicho lo mismo. Ambos usaban las mismas palabras, y ambos iban a decirme algo que yo no iba a creer.
Estaba pensando en eso y tratando de adivinar que era eso tan difícil de creer que ambos tenían que decirme, cuando Tom abrió la puerta y me dejó bajar. Estábamos en una playa. En una playa de Viña para ser exactos, pero estaba completamente vacía. No había nadie más que él y yo. Bueno, el chofer también estaba, pero ni se sentía. Caminamos un par de metros y vi en el suelo un mantel con una canasta de comida.
- Tom, ¿Qué es esto? – le pregunté completamente atónita.
- ¿Te gusta? – Asentí con la cabeza – Lo preparé para que pasáramos el día juntos, y lejos de todos.
- Pero Tom, mis amigas tienen que estar preocupadas, no saben donde estoy. Y mi mamá se preocupará también si no llego a cenar.
- Lo tengo todo resuelto. Mientras dormías en el auto te saqué el celular del bolsillo y llamé a tus amigas. Le dije que te iba a llevar a la playa y que estaríamos todo el día fuera, así que les pedí que llamaran a tu mamá para que le dijeran que ibas a cenar con ellas. – me dijo y eso me tranquilizó un poco.
Nos sentamos y comimos lo que él había preparado. Aunque no lo crean no eran tallarines, si no que eran unos sándwiches y en realidad estaban muy ricos.
Mientras comíamos empezamos a conversar de todo un poco, y aunque la conversación estaba entretenida, necesitaba saber que era lo tan increíble que me tenía que decir. Cuando por fin me decidí a sacar el tema, Tom me invitó a caminar por la playa y eso cortó mi inspiración, pero también me dio una posibilidad de volver a preguntarle, esperando que esta vez no fuéramos a ser interrumpidos. Empezamos a caminar y seguimos la conversación.
- Está muy linda la playa – dije, disimulando mi necesidad de preguntarle.
- Más linda eres tú – me dijo y con eso sentí que mis mejillas se volvían de color rojo intenso.
- Gracias – le dije algo avergonzada. – ¿Cómo se te ocurrió traerme a la playa? – le pregunté curiosa.
- Aunque adoraría llevarme el crédito, debo admitir que fue idea de mi hermano. Le conté todo lo que había pasado porque se dio cuenta, igual que siempre, de que estaba decaído. – dijo, pero no lo dejé terminar la frase para preguntarle
- ¿Y qué le dijiste?
- Bueno, le conté desde el aeropuerto hasta la vez que te llamé por teléfono diciéndote perdón. Bueno, en fin, le conté a Bill y él me dijo que me debía quedar, al menos para arreglar este tema contigo, ya que estaría demasiado decaído para hacer un show. Cuando le dije que me quedaría y que quería sorprenderte de alguna manera, me dijo que te llevara a la playa. Llamamos a un par de personas y lo organizamos todo. – me dijo mirándome fijamente a los ojos.
- ¿Y cómo encontraste una playa tan vacía? – le pregunté realmente curiosa.
- Bueno, esta playa no es muy conocida y con un par de contactos logré que la cerraran por un par de horas. – me dijo.
- Nunca imaginé, ni en mis más locos sueños, que Tom Kaulitz cerraría una playa por mí. Esto supera por mucho a la fantasía. – dije, más para mi misma que para él.
- Y yo nunca pensé enamorarme tan profundamente de alguien – dijo, en respuesta de lo que yo había dicho. Y aprovechando el atardecer dije:
- Ya que estamos en eso, te preguntaré lo mismo que te pregunté en el auto, y espero que ahora no nos interrumpan. ¿Qué es lo que tanto te atrae de mí? ¿Por qué tienes esta clase de obsesión conmigo? – le pregunté mirándolo directamente a los ojos, ansiosa por saber finalmente la respuesta.
- No me creerás ni en un millón de años – dijo seriamente sin apartar sus ojos de los míos – pero…